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líneas, especialmente en nuestros sistemas educativos. La reacción a la crisis ha
generó algunas respuestas impresionantes por parte de los individuos y
los grupos pequeños como educadores se han intensificado para servir a sus comunidades. En
en algunos casos, las asociaciones públicas y privadas han llenado las lagunas. Algunos
los sistemas han podido ofrecer rápidamente experiencias de aprendizaje remoto,
pero la mayoría ha luchado por satisfacer las necesidades de todos. Equidad, acceso
y la capacidad quedó fallando. Antes de la pandemia, mucha educación
Los sistemas estaban estancados, la pandemia expuso el caso de que
Se necesitan cambios.
A través de esta interrupción, se ha reconocido que las escuelas juegan un
papel vital más allá del aprendizaje. Sus roles de custodia y comunidad son
fundamental para una sociedad sana. Mientras lidiamos con los problemas de la reapertura
escuelas en este tiempo incierto, debemos aprovechar la oportunidad para reflexionar
sobre lo que se ha aprendido y lo que más importa.
Los desafíos resaltados durante la interrupción no deberían ser un
sorpresa. Durante la última década, la participación de los estudiantes se ha desplomado.
El sentido de esperanza de los estudiantes ha disminuido. Casi uno de cada cinco estudiantes
no alcanza un nivel mínimo básico de habilidades para funcionar en la actualidad
sociedad. Además, muchos sistemas escolares no han mantenido el ritmo
Avances tecnológicos; las escuelas no han proporcionado un acceso generalizado a
herramientas digitales. Cuando llegó la pandemia, 1 de cada 5 estudiantes no tenía acceso
a Internet o un dispositivo para apoyarlos en el bloqueo. Esta disrupción
revelaron sistemas que no estaban preparados para apoyar a todos los estudiantes.
Para decirlo claramente: es hora de situar la educación como un instrumento de
bien individual y social.